Los mitos sobre el amor romántico

Escrito por Carolina Vicente Albarrán
14 febrero, 2017

Quién no ha dicho alguna vez, bajo el embrujo y el calor del enamoramiento, frases como: “Haría cualquier cosa si me lo pidieras, por ti lo doy todo, sin ti mi vida no tiene sentido…”  pero ¿dónde están los límites del amor? Parece que el amor romántico no tiene limites, es irracional y  sacrificado. Todo vale cuando hablamos del «milagro del amor». Someterse, amar sin reservas y sin respetar nuestras necesidades parece formar parte de este «concepto» de amor romántico que nos venden en muchas películas, libros, canciones, y fechas como la de hoy, San Valentín.

 

Y la pregunta es.. hasta donde seguir con el amor? 

Mendigar amor, dejarlo todo por el otro, aislarnos de los demás…. todo eso no tiene tanto que ver con el amor, sino más con la dependencia emocional. Hagamos un pequeño análisis del amor romántico y de algunos mitos que circulan como si fueran verdades. De forma inevitable, desde la infancia vamos empapándonos de estas creencias e incluso cuando somos adultos llegamos a pensar que son verdad.

 

1. Si hay amor, no necesitas nada más. El amor puede con todo.
Falso.

El enamoramiento mueve montañas pero los primeros meses, luego ya no es suficiente. Para construir una relación de pareja sana, es necesario que otros pilares también estén bien sólidos. Para que una relación funcione de forma sana el amor es necesario pero también: un proyecto común, compatibilidad de caracteres, una vida sexual plena, entre otras cosas. Muchas parejas acuden a terapia desconcertadas preguntándose por qué se pelean si se quieren tanto, si el «amor romántico» permanece. El amor es el ingrediente básico, pero en realidad se necesitan muchos ingredientes para que la receta de la pareja funcione.

 

2. El verdadero amor es incondicional, lo aguanta todo

Falso.

«Hagas lo que hagas te amaré igual. Dejaré que me pises, que me humilles y cambiaré por ti.» Eso es lo que subyace bajo esta creencia. Aceptar cualquier trato implica traspasar nuestros propios límites, anular nuestras necesidades a expensas del otro. Pero en realidad, no vivimos para el otro, vivimos con el otro. Y esto requiere condiciones, pactos, límites y negociaciones sino, es un amor infantil.

 

3. El verdadero amor dura eternamente.
Falso.

Sustentado en ese final de los cuentos «y fueron felices y comieron perdices». Esta creencia dice que una vez encuentras a tu media naranja, ya está todo hecho y será para siempre. Según esto, el amor es eterno, infinito y parece que se nutre solo. Sin embargo, hoy en día podemos hablar de monogamia secuencial, estadísticamente, cabe esperar que tengamos entre tres y cuatro parejas a lo largo de nuestra vida. Si llega el final de la relación, aprendemos a atravesar el dolor, para luego volver a abrirnos al amor una vez superado el duelo de la pérdida.

 

4. No puedo vivir sin ti
Falso.

Otra creencia muy instalada, que sostiene que somos personas incompletas y que necesitamos de alguien para completarnos. Somos adultos y nos sostenemos con nuestros pies, no somos dos niños que buscan a sus padres. Por tanto, sin ti también me iría bien, pero te elijo para que estemos juntos y me alegra estar contigo. En realidad, el amor sano es aquel en el que las parejas se enriquecen, se nutren, se multiplican y saben expresarse el reconocimiento mutuo.

 

5. El amor, cuanto más intenso mejor.
Falso.

La intensidad del amor se da más al principio, en la fase de enamoramiento. Pero luego, a medida que madura, es mejor que sea fácil y fluido en vez de tormentoso y conflictivo. Eso quiere decir que estamos ante dos adultos compatibles, con similitudes y diferencias, que van aprendiendo a negociar y a resolver las dificultades a través del diálogo y el apoyo mutuo.

 

 

. Si te reconoces en estos mitos o crees que los has hecho tuyos durante mucho tiempo y buscas un cambio para establecer relaciones de pareja más saludables, no dudes en consultar con un especialista de la psicología, experto en relaciones de pareja. En muchos casos es la manera más idónea de ir produciendo cambios y desarrollar tus fortalezas durante el proceso.

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