Perfeccionismo: 10 claves para reducirlo

Escrito por Carolina Vicente Albarrán
31 marzo, 2016

Muchos de nosotros vivimos con la idea del perfeccionismo, ser hijos perfectos, padres perfectos, amigos perfectos, hermanos perfectos, etc. y es posible que hayamos pasado mucho tiempo intentando llenar esas expectativas perfeccionistas para no decepcionarnos a nosotros mismos ni a los demás.

Pero no, no es posible alcanzar esa perfección, ese tope máximo, eso es irreal. Esto es lo que nos viene a explicar uno de los doctores en psicología y terapeutas cognitivos más actuales, Walter Riso, en su nuevo ensayo “Maravillosamente imperfecto, escandalosamente feliz”,  donde nos anima a deshacernos de mandatos tan irracionales y propone la “autoaceptación radical” para transformar nuestra vida sin perder nuestra esencia.

 

Primera

  •  No te autocastigues, no te autoinsultes; trátate bien. Tú eres tu  mejor amigo. Para evitar “la autocrítica despiadada” que ha impuesto la sociedad hay que alcanzar un punto medio. Maltratarte porque no eres como “deberías ser” es acabar con tu potencial humano.

Segunda

  • No te compares con nadie: la principal referencia eres tú mismo. Permanecer en la comparación acaba corrompiendo tu identidad.

Tercera

  • Las personas normales dudan y se contradicen. Las “creencias inamovibles” son un invento de las mentes rígidas. Todos tenemos derecho a dudar y a cambiar de opinión.

Cuarta

  • Deshinibirse es salud: No hagas de la represión emocional una forma de vida. El autocontrol excesivo es muy dañino y puede desembocar en una enfermedad denominada “alexitimia que nos impedirá identificar y expresar nuestras emociones.

Quinta

  • La realización personal no está en ser el “mejor” sino en disfrutar plenamente lo que haces. No hay que querer ser el mejor, sino que hay que intentar ser mejor para poder avanzar.

Sexta

  • Reconoce tus cualidades sin vergüenza: menospreciarte no es virtud. Esto no se refiere a que vayamos pregonando nuestras buenas cualidades a todo el mundo sino que cuando estemos a solas delante de un espejo podemos decirnos: “¡Qué bien lo hice!”.

Séptima

  • La culpa es una cadena que te ata al pasado: ¡córtala! Cambia culpa por responsabilidad. Cuando cometemos algún error o lastimamos a alguien de forma no intencionada solemos autocastigarnos echándonos la culpa. Así, acabamos encasillándonos en las categorías de “malos, miserables e incluso despreciables”, algo que puede acabar desembocando en la depresión.

Octava

  • No te obsesiones por el futuro: ocúpate de él, pero no dejes que te arrastre. El chip que tiene la sociedad en la actualidad está “en esa necesidad de tenerlo todo controlado”. Esta situación acaba creando síntomas de estrés y ansiedad. Aprender a tolerar la incertidumbre es la mejor manera de combatirlo

Novena

  • Someterte al “qué dirán” es una forma de esclavitud socialmente aceptada. La sociedad ha creado la necesidad continua de que los demás nos aprueben y esa dependencia hace que las personas pierdan su autenticidad. Esa “corrupción psicológica” se soluciona acercándote a aquellos que te quieren y alejándote de las personas tóxicas.

Décima

  • Permítete estar triste de vez en cuando: la euforia perpetua no existe. Cambiar el concepto de felicidad que hay actualmente y empezar a ser más realistas utilizando el término alegría porque la felicidad supone una “evaluación subjetiva de que toda tu vida está bien durante todo el tiempo”. La alegría no es perpetua ni completa y está claro que en nuestra vida tendremos momentos alegres y tristes. También diferenciar que la tristeza no es sinónimo de depresión.
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